Esa noche, en el cine, aventureros de ficción cruzan la pantalla de formas poco creíbles. El público es variado. Algunos son clientes habituales del café, ahora sentados con emoción en los asientos de felpa, en busca de un nuevo sabor que les distraiga del aburrimiento de sus fáciles vidas. En otros asientos, pescadores y granjeros esperan olvidar sus duros trabajos y descansar sus manos.
Tim también está aquí, pero examina el brillo de los labios que hay en la pantalla, mide el ángulo de la columna de humo de un accidente de helicóptero lejano. Cree que ha descubierto un mensaje; cuando el cine cierra, la mayoría del público cruza la plaza y camina hacia el sur, pero Tim se dirige al norte.
La gente como Tim parece vivir de forma contraria a los demás habitantes de la ciudad. Flujo y reflujo, uno contra el otro.
Braid