13 de Febrero de 2008
Cuando José Carlos me comentó que The Pink Tones actuaban en el Teatro de la CAM cultural de Alicante, supe que tenía que ir. Había oído hablar de algunos grupos que tocan canciones de Pink Floyd en directo. Y conocía vagamente la existencia de »The Pink Tones». Pero ciertamente, desconocía musicalmente a este grupo. José Carlos sacó una entrada para él, y otra para mí, cosa que agradezco, ya que poco después no quedaban entradas. Os cuento, resulta que el concierto era misteriosamente gratis. Simplemente había que llamar por teléfono a Servicam y reservar como mucho dos entradas por cada DNI. Una vez con las entradas en la mano, decidimos, unos días más tarde, y con la intención de reservar más entradas para unos colegas, llamar a Servicam para ver si quedaban más. No quedaban. Lo cual, directamente nos valió para no avisar a nadie, pues si ya no quedaban entradas carecía de sentido avisar.
La simple idea de escuchar canciones de Pink Floyd en directo y vivir un espectáculo de luces semejante al de los conciertos de la genial banda británica, ya es motivo suficiente como para no perderse tal evento. Mis expectativas no eran ni bajas ni altas, ya que entiendo perfectamente que no se ejecute ni de manera semejante el sólo de Time, de Comfortably Nnumb, o el ritmo indescriptible de canciones como Echoes o Atom Heart Mother. Pero una vez me acomodé en la butaca y comenzó el espectáculo, me prometí que lo que iba a observar no era cualquier »cover» de Pink Floyd. Las luces típicas de la gira P.U.L.S.E se unían a las típicas de los directos de Pink Floyd en el pub UFO en 1967. Take It Back, del último disco de Pink Floyd (The Division Bell, 1994), se mezclaba con Time, del disco The Dark Side Of The Moon (1973). Pero no sólo eso, sino que a temas como Dogs, del disco Animals (1977), se entrelazaban temas como Atom Heart Mother, del disco Atom Heart Mother (1970). Y así, deleitando, se sucedieron una tras otra las canciones. Tocaron las dos partes seguidas de Shine On Your Crazy Diamond (uniendo la primera y la última pieza del disco Wish You Were Here (1975).
Primera parte de Wish you Were Here en Madrid
Pero hicieron lo mismo con Echoes, impresionante canción, complicadísima, con unos registros inigualables en la música, y que haciendo honor a la verdad, jamás pensé que la pudieran tocar. Porque si que llegaron a mis oídos que tocaban Echoes, pero pensé: »Supongo que tocarán seis o siete minutos y se dejaran por en medio los veinte restantes». Así, me dije, »tocaran los seis o siete minutos más asequibles de la canción y omitirán los veinte minutos complejos». Pero no fue así. Los que estuvimos en aquel teatro, pudimos ver cómo superaba la marca de la canción original en cinco o seis minutos. ¿Os imagináis un concierto de Robbie Williams? ¿De esos que duran sesenta minutos? Pues The Pink Tones cuando tocaron Echoes, tocaron en duración, la mitad de un concierto de ese tal Robbie. Atom Heart Mother, perfectamente ejecutada, andaba pareja en duración con Echoes. Después de mostrarnos sus habilidades con guitarra, bajo, teclado, batería y saxo, amén de sintetizadores, pedales, samplers o theremin, también nos mostraron un notable espectáculo de luces y psicodelia. Y canciones como Have a Cigar y Wish You Were Here (del disco Wish You Were Here, 1975) y Breathe y Money (del disco The Dark Side If The Moon, 1973) iban esculpiendo el deleite. Todo ello para acabar con The Wall (1979). Una batería de canciones de este disco, que comenzó (si la memoria me lo permite) con In The Flesh, pasando por Hey You, Goodbye Blue Sky, las tres partes de Another Brick In The Wall (introduciendo la segunda parte, The Happiest Days Of Our Lives), terminó como no podría ser de otra forma con Comfortably Numb, sirviéndole como introducción Goodbye Cruel World.
Bueno, decir que el segundo sólo de Comfortably Numb fue absolutamente impresionante, y que jamás me hubiera imaginado que pudiera ver aquello en directo. Como tampoco imaginaba que pudiese escuchar temas de la talla de Time, Atom Heart Mother o Echoes. Todos los miembros del grupo llevaron a cabo una actuación soberbia. Álvaro o Gilmour (guitarrista y cantante), Cefe o Waters (bajista), Nacho Aparicio o Richard Wright (tecladista) y Antonio Fernández o Nick Mason (batería y percusionista) formaban el grueso del grupo junto a un genial saxofonista (Iñaki) que también hacía de segundo guitarra.
Sólo le encontré un pequeño fallo, que es totalmente subjetivo, y es que faltaron canciones de la era Barrett. Yo esperaba Astronomy Domine como mínimo. Pero también deseaba Interstellar Overdrive. José Carlos también me sugirió que »sería exquisito que tocaran Arnold Layne». Yo sabía que era imposible. Por lo demás, el concierto fue digno de los mejores paladares musicales y solo se notaba que no eran Pink Floyd en la voz. Que aunque Álvaro y Cefe tienen buena voz, no era como la de Gilmour o Waters. Tengo que decir de todas formas, que lo menos importante es la voz cuando se trata de ver un espectáculo con música de Pink Floyd. Y estoy convencido de que cualquiera que cerrara los ojos ayer, podía trasladarse a los mágicos 1967 o los ’70.