Un cuento de Francisco López.
Con Francisco López como Mazy y el narrador.
Y la chica del McDonalds como la chica del MacDonalds.
Por la calle, camino a casa, Mazy andaba muy tarde por la noche. Estaba hambriento, pero no tenía ganas de meterse en la cocina cuando llegara a casa, así que empezó a pensar en sus posibilidades. Todo cerrado, excepto un McDonalds que le coge de camino.
Mazy había escuchado muchas cosas oscuras y tenebrosas sobre esos sitios, leyendas urbanas, como que usaban carne de rata en las hamburguesas. Pero Mazy no se espantaba por ello, era como Stallone en las alcantarillas de “Demolition Man”. Así que no lo pensó dos veces y se dirigió allí.
Una vez allí, pidió una hamburguesa, patatas y una cerveza. Preguntó:
-Disculpe señorita, ¿admiten tarjeta de crédito?
-Lo siento señor, sólo admitimos efectivo.
Contrariado, Mazy explicó que no podía pagar en efectivo. Dió las gracias y se despidió. Pero no llevaba ni diez pasos dados cuando la misma chica le llamó. Mazy acudió a la llamada, preguntándose qué podía ser.
-No le puedo dar la bebida, pero pensé que podía dejar a un chico irse sin comer, así que espere que le damos la hamburguesa y las patatas.
Mazy acostumbraba a mirarle el diente al caballo regalado, pero la comida gratis era siempre bienvenida. Cogió la bolsa con su próxima cena.
-Vaya, muchas gracias señorita, pero, ¿así, sin pagar?
-Sí, es que por la noche tiramos toda la comida que sobra a la basura, normas de la empresa, y…
A Mazy se le desconectaron los oídos automáticamente.
Mazy se despidió y siguió su camino, pensativo sobre si se conocían casos de canibalismo entre ratas de vertedero.
Nota: Sí, acabó comiéndose la hamburguesa. Ya os digo que era como Stallone.